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Esta imagen cuenta una historia... Algunos versos acompañan. 

👀 ¿Estás listo para descubrir de qué se trata y quien es el protagonista? Descúbrelo en el grupo final de poemas, publicados en aquel primer libro de aquel hijo único de mi madre y que, está esperando tu lectura... 👓

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Brindis 2024

Brindo porque este año termina cargado de cosas buenas: alegrías, tristezas, amores, desamores, éxitos y decepciones.  Porque agradezco incluso, lo que no salió tan bien como esperaba, ya que todo eso me ayudó a crecer. Porque aún los seres queridos que partieron a su último viaje se quedaron conmigo dejando sus huellas.

Brindo por los buenos amigos, compañeros, familiares: los viejos y los recién llegados, a quienes veo a diario y a quienes deje de ver y ahora extraño. Brindo por los que siempre están y los que no. Los de siempre sí y los de siempre no. Brindo porque existe un invaluable grupo de personas a las que quiero, respeto y admiro. Todos ellos hacen que el camino sea más liviano.

Brindo porque sé, que el año que inicia será un capítulo lleno de oportunidades y escribiremos nuestras propias historias de éxito. Brindo porque sé, que aprovecharemos cada día, como si fuera una página en blanco que necesita que nuestros sueños queden escritos como logros extraordinarios.

Brindo porque tengo la esperanza de que alguna próxima pandemia en este mundo, será por el contagio del amor y la esperanza; y los PCR's futuros, serán para medir nuestros niveles de Paz, Caridad y Respeto.

Brindo porque sé, que este nuevo año vendrá cargado de Bendiciones... 🖋


✍🏻: πxel

Prólogo

Prólogo al libro

Mi Vida entre letras, retratos y paisajes

Los ritos literarios en la poesía, llevan sus versos casi con desnudez, por caminos y cántaros, para satisfacer la sed y al caminante, en una lírica cadenciosa pero fácil y ligera. Son la estética y el sentimiento, en la fibra del ensueño, quienes palpitan sonoramente en el ávido lector. “Entre Letras, Retratos y Paisajes”, es el novel poemario de Enzo Molinari, palabras calculadas donde se hallan anémonas, arreboles, mujeres hermosas y manos blancas. Son las ansias del peregrino y la sed del caminante de letras.
“Te quiero así, pequeña y grandiosa, normal, única, apacible y briosa…” (Así)
Poesía que necesita tiempo, palabras escondidas entre serenos y desvelos… y sueños, es un marco dorado al amor.
“...versos que danzan compases de noches reescritas, bajo fulgor de astros que penden en piel…” (Cita)
La poesía da forma a la mezcla del nihilismo y de la afirmación vital del instinto, de las recónditas ternuras por los seres y las cosas (y también su protesta).
“Miserable soledad, me arrodilla, me rompe, me corta, me calla y me grita, en silencio, el mutismo ingrato de tu existencia…” (Apocalipsis)
El poeta escoge dos fuentes eternas y universales para el canto de sus versos, es el canto del corazón, es el refugio del sentimiento al calor de una euforia o al hielo de sus tristezas; se explota líricamente esos dos motivos, en que se vale de las diversas circunstancias que la vida lo pone al frente en la sugerencia artística y la contemplación misma del universo.
“Como cuando se pausaron mis latidos, mientras veía estrellas en tus pupilas que caían estrepitosas desde la noche, hacia el cataclismo de nuestras pasiones…” (Vesania)
“Reflejos”, es la equivalencia al precipitado psicológico, que va dejando los días en el fondo del alma del poeta, una tensión vital, porque en el placer y el amor, se halla la ponzoña que nos envenena la vida. “Ínfima, es aquella única ventana para vivir lo que nos toca vivir. Se desparrama el hilo conductor y no hay osadía para cruzar la niebla. El corazón que no habla. El halcón que no vuela…”.

El poeta, a veces se convierte en un pianista solitario, que oscila ermitaño en el salón de baile, con sus melodías apoyadas en las lívidas mejillas de una caja musical, cuando al girar los dorsos desnudos y frente a la dubitativa luz del amanecer, continúa entonces la desoladora melodía.
“Advertía ecuánime toda esa inexistencia, mi acérrimo cuerpo danzaba entre ráfagas ardientes, aunque mis sentidos, estaban más gélidos que el mármol de mi lápida…” (N.P.G.)
La inspiración arde con estética lumbre a la par de las azules llamas que evaporan el humo aromático de los versos. “Entre Letras, Retratos y Paisajes”, es el amor en todas las formas de expresión y en la intención literaria, una exaltación a la sensibilidad. Lo escrito, escrito está, como una Venecia fantástica entre Bizancios deslumbradores, hábito de la poesía reinante.
“¿Dónde estarás? mitad de mi corazón, corazón de mis entrañas. Le temo tanto a la soledad que a veces te miro durmiendo en mis canciones de cuna…” (S.P.A.)
El poeta de por sí, es un solitario entre la multitud invisible a sus letras, formas nuevas de arte que despuntan en ocasiones, con una avasalladora realidad. Pero la sencillez es muy sabia en cuanto a la expresión poética, que nunca recarga los versos con elementos decorativos ni preciosismos verbales. Se ha emancipado de la tutela maternal de la poesía, con un temperamento ávido a la experiencia, inclinada a la explicación positiva de la vida.

El lector ama a sus autores y aprecia en lo que valen, las delicadezas de su expresión literaria, la maestría de la forma y la elección de la palabra, en el confesionario de su pensamiento. Son frescos sus versos, como botones de flores.
“Se percibe cambio a sotavento, que azota sin furia tristezas y anhelos. Es ese viento altano, que parece no soplar…” (Isla)
Aquí están los versos de Enzo Molinari (πxel): “Mi Vida entre Letras, Retratos y Paisajes”. Detener al lector ansioso de poesía, con una prosa de prólogo, es casi impertinente. En honor a la poesía, sus versos son el anuario de factura impecable.

Esther Martínez Carne
Esther&Su
Paterna, España, 2023


Miserabilis


Injustamente, hoy, pensaba 
en el miserable frío, en el hambre, en la sed,
en mi justa indiferencia, no pensada. 

Pensé, en dónde encuentro a Dios, 
si no es en la miseria del necesitado 
y en la mísera necesidad de quien requiere. 

Sublime el estro que denuncia opresores,
persuade, exclama e implora a los cielos
un futuro sin miserias, ni rencores. 

Cuánto quisiera que estas míseras letras 
pudieran abofetearnos, cara a cara, 
por tan cruel destino, que perpetras.

Nací sin prisas, sirviendo a mi gente 
pues mi cobijo es sacro, de cuna real,
no tengo tiempo de ver más allá de mi tiempo,
defiendo corona, justicia, imperio, soy leal,
doy vereda angosta al infame y al demente.

Si la lírica, o la pluma, pudiesen quebrar renglones 
y pudieran romper miserias, fronteras, o amargura,
como cuando donde al norte, o debajo de la línea,
aunque la tinta sea más escasa, más valiosa, o más pura,
las palabras siempre claman iguales emociones.

Me place y complace soberano acomodo, 
como a cualquier inconforme sucio insurgente,
que no encuentra justa una causa que no sea la propia.
Miserables almas, impías, llenas de vacío inclemente, 
que reniegan y sublevan, hasta el mismísimo lodo.

Regio es, en el breve lapso, olvidarse de uno mismo
y caer en cuenta de que altivez, caridad, miseria, recurso,
son míseros rostros, veraces, pintados en realidades distintas,
empero cosa de vivir bastante menos doble discurso
y amar bastante más, sin prosélito espejismo.

Sería como dar a la mentira el honor que no merece,
declarando la primera guerra santa al egoísmo
y darle miserable oportunidad de graduación a la esperanza,
feneciendo las raíces al fatal capitalismo
mismo que, ni siquiera agoniza, mucho menos perece.

Y yo, con ojos inundados en sangre
mísera lírica y desespero, termino gritando.
Sumo mis tres agujas a todos los relojes del mundo
y, entre cuatro paredes grises, voy preguntando:
¿Quién será capaz, de asesinar el hambre?


Aquí estoy, viviendo, vegetando, muriendo.
Dejando pasar los segundos hasta la próxima desgracia, 
y como cualquier miserable común, sonriendo.

Necesito pan, pero ya ni siquiera es mía la pena,
miserablemente me hago de la vista gorda
porque como todos aquí, mi miseria es ajena.

Mientras agonizo, rogando, todo mundo evade.
La muerte se burla de la miseria que nos atañe
y ningún prójimo hace algo, ni siquiera ora.

Quizás alguien llore, o, míseramente se apiade
por tanto legado occiso que bien pudo salvarnos el alma. 
Me voy, sabiendo que Dios se apiada, y, un sauce llora. 

Adiós, maldita miserable miseria mía.



✍️:Esther&Su 
✍️:πxel




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Ojalá, esta reflexión no se me quede en las letras o en la intención. 
Sé muy bien que yo, no soy el salvador pero, ¡soy yo!
Y eso, también, debería contar...
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