Prólogo

Prólogo al libro

Mi Vida entre letras, retratos y paisajes

Los ritos literarios en la poesía, llevan sus versos casi con desnudez, por caminos y cántaros, para satisfacer la sed y al caminante, en una lírica cadenciosa pero fácil y ligera. Son la estética y el sentimiento, en la fibra del ensueño, quienes palpitan sonoramente en el ávido lector. “Entre Letras, Retratos y Paisajes”, es el novel poemario de Enzo Molinari, palabras calculadas donde se hallan anémonas, arreboles, mujeres hermosas y manos blancas. Son las ansias del peregrino y la sed del caminante de letras.
“Te quiero así, pequeña y grandiosa, normal, única, apacible y briosa…” (Así)
Poesía que necesita tiempo, palabras escondidas entre serenos y desvelos… y sueños, es un marco dorado al amor.
“...versos que danzan compases de noches reescritas, bajo fulgor de astros que penden en piel…” (Cita)
La poesía da forma a la mezcla del nihilismo y de la afirmación vital del instinto, de las recónditas ternuras por los seres y las cosas (y también su protesta).
“Miserable soledad, me arrodilla, me rompe, me corta, me calla y me grita, en silencio, el mutismo ingrato de tu existencia…” (Apocalipsis)
El poeta escoge dos fuentes eternas y universales para el canto de sus versos, es el canto del corazón, es el refugio del sentimiento al calor de una euforia o al hielo de sus tristezas; se explota líricamente esos dos motivos, en que se vale de las diversas circunstancias que la vida lo pone al frente en la sugerencia artística y la contemplación misma del universo.
“Como cuando se pausaron mis latidos, mientras veía estrellas en tus pupilas que caían estrepitosas desde la noche, hacia el cataclismo de nuestras pasiones…” (Vesania)
“Reflejos”, es la equivalencia al precipitado psicológico, que va dejando los días en el fondo del alma del poeta, una tensión vital, porque en el placer y el amor, se halla la ponzoña que nos envenena la vida. “Ínfima, es aquella única ventana para vivir lo que nos toca vivir. Se desparrama el hilo conductor y no hay osadía para cruzar la niebla. El corazón que no habla. El halcón que no vuela…”.

El poeta, a veces se convierte en un pianista solitario, que oscila ermitaño en el salón de baile, con sus melodías apoyadas en las lívidas mejillas de una caja musical, cuando al girar los dorsos desnudos y frente a la dubitativa luz del amanecer, continúa entonces la desoladora melodía.
“Advertía ecuánime toda esa inexistencia, mi acérrimo cuerpo danzaba entre ráfagas ardientes, aunque mis sentidos, estaban más gélidos que el mármol de mi lápida…” (N.P.G.)
La inspiración arde con estética lumbre a la par de las azules llamas que evaporan el humo aromático de los versos. “Entre Letras, Retratos y Paisajes”, es el amor en todas las formas de expresión y en la intención literaria, una exaltación a la sensibilidad. Lo escrito, escrito está, como una Venecia fantástica entre Bizancios deslumbradores, hábito de la poesía reinante.
“¿Dónde estarás? mitad de mi corazón, corazón de mis entrañas. Le temo tanto a la soledad que a veces te miro durmiendo en mis canciones de cuna…” (S.P.A.)
El poeta de por sí, es un solitario entre la multitud invisible a sus letras, formas nuevas de arte que despuntan en ocasiones, con una avasalladora realidad. Pero la sencillez es muy sabia en cuanto a la expresión poética, que nunca recarga los versos con elementos decorativos ni preciosismos verbales. Se ha emancipado de la tutela maternal de la poesía, con un temperamento ávido a la experiencia, inclinada a la explicación positiva de la vida.

El lector ama a sus autores y aprecia en lo que valen, las delicadezas de su expresión literaria, la maestría de la forma y la elección de la palabra, en el confesionario de su pensamiento. Son frescos sus versos, como botones de flores.
“Se percibe cambio a sotavento, que azota sin furia tristezas y anhelos. Es ese viento altano, que parece no soplar…” (Isla)
Aquí están los versos de Enzo Molinari (πxel): “Mi Vida entre Letras, Retratos y Paisajes”. Detener al lector ansioso de poesía, con una prosa de prólogo, es casi impertinente. En honor a la poesía, sus versos son el anuario de factura impecable.

Esther Martínez Carne
Esther&Su
Paterna, España, 2023